La gastronomía de Chile se caracteriza por reflejar en sus platillos la variedad de sabores, ingredientes y colores, quienes además de ser resultado de la diversidad geográfica del país también son la muestra de la fusión de tres grandes culturas: indígena y española; quienes crean primeramente una gastronomía criolla, cumpliendo con la función asociativa entre las materias primas autóctonas y las técnicas culinarias de los conquistadores. Por último, gracias a las élites locales de finales del siglo XIX, se introdujeron técnicas y recetas de la gastronomía francesa.
Los principales ingredientes que utilizaban los indígenas eran el poroto, el zapallo y el ají, así como algunas frutas y verduras, pero en la actualidad se siguen consumiendo:
· Aceitunas
· Choclo
· Lúcuma
· Murta o murtilla
· Palta
· Papa
· Chirimoya
· Quínoa
Por otra parte, la dieta chilena incluye una gran variedad de pescado y mariscos, en La Serena y Coquimbo, es posible encontrar:
· Erizos.
· Picorocos (percebes).
· Centolla.
· Mejillón.
· Krill austral.
Y al sur se encuentran las ostras gigantes, naverjuelas, huepo de Chiloé y las langostas de Juan Fernández.
Los conquistadores fueron quienes trajeron la cebolla y el ajo, así como las lentejas, garbanzos, la uva y el trigo; también introdujeron animales de criadero como la vaca, cerdo y gallinas. Así mismo, implementaron la técnica culinaria de lo hervido como cocción predominante y lo sofrito como base de sabor, al igual que el uso de charqui como ingrediente principal de varios guisos (costumbre actualmente extinta).
En el siglo XIX eran pocas las personas sabían leer y escribir, por lo que muchos recetarios de origen español, francés o inglés, estaban ilustrados. Muchos de esos libros se encontraban en las bibliotecas de las monjas, quienes a su vez impulsaron la repostería colonial de Chile. Por esa razón se sigue diciendo “hecho con mano de monja” cuando un postre es exquisito.